El agua es un elemento fundamental para la vida del ser humano y los seres vivos. Dicho líquido es captado por la vegetación natural y principalmente los bosques, donde superficialmente se libera en la forma de nacimientos, ojos de agua y arroyos. Dependiendo de la salud e integridad de los bosques, esta agua puede llegar límpida para las comunidades o contaminada, dado que la mayor parte de las comunidades en el área rural dependen del agua superficial para su supervivencia y para su uso en la agricultura.
La escasez y contaminación del agua, por lo tanto, conlleva a consecuencias como la inseguridad alimentaria, desnutrición y pérdida de los cultivos, entre otros factores negativos. Aunado a ello, en época de verano cuando los caudales de agua disminuyen, las familias se ven forzadas a recorrer largas distancias en búsqueda del vital líquido.
El consumo de agua segura, por su lado, evita la diseminación de enfermedades e infecciones que pueden afectar gravemente la salud del ser humano y especialmente la salud de los niños. Asimismo, contar con una fuente regular de agua contribuye a la estabilidad del ser humano y su ecosistema.
En ese sentido, como parte de las acciones para promover el acceso y disponibilidad de agua en las comunidades del Altiplano Occidental, PRO-INNOVA ha coinvertido ya con más de 90 familias rurales en la instalación y mejoramiento de sistemas de captación de agua de lluvia para el consumo en el hogar.
Contar con un suministro adicional de agua de lluvia, permitirá que las familias puedan mejorar su bienestar y al mismo tiempo contribuir a disminuir la incidencia de enfermedades relacionadas con la mala calidad del agua.
El mejoramiento de los sistemas consiste en colocar canales, trampas de primeras lluvias y filtros a partir del agua que se colecta en los techos de las viviendas; del tal manea que sea dirigida hacia tinacos o cisternas de concreto para su almacenamiento, de por lo menos mil o dos mil litros de capacidad.
Estas acciones han permitido que alrededor de 500 personas de San Marcos, Huehuetenango y Quiché, cuenten con agua apta para consumo en el hogar.
